Entre las plataformas
comerciales, hablamos de dos categorías: las de software libre y las
plataformas que de entrada te cobran. En las primeras el caso más importante es
el Moodle como la plataforma de uso gratuito que es más usada. Esta plataforma
tiene como principales ventajas, además de su uso gratuito, que ellos se
encargan de todo el mantenimiento y el soporte técnico necesario, además de que
como su código es abierto, esto ha ayudado a que gente de todo el mundo mejore sus
aplicaciones, esté más evaluada, esté en continua mejora, etc. Su crecimiento ha sido exponencial, pasando
de unos mil sitios web que la utilizaban en 2003, a 4000 en el 2005 hasta
llegar a 68 000 sitios actualmente, con 60 millones de
usuarios en todo el mundo. Frente a las ventajas que enunciamos anteriormente la verdad es que fuera de los modelos de
aprendizaje on line, realmente no han logrado que los estudiantes por sí mismos
acudan a ella, ni tampoco han logrado superar el prejuicio que muchos maestros
tienen de que son difíciles de usar.
Finalmente, tenemos las
plataformas comerciales que de entrada te cobran una cuota que normalmente es
por alumno y es anual. Aunque pueden tener algunas herramientas más
desarrolladas que moodle, realmente pronto las plataformas de uso libre tienen
desarrollos parecidos. Lo que venden fundamentalmente es: la adaptación total
al diseño institucional, de manera que desarrollan el “campus virtual” de la
institución (que esto también se logra con moodle y, por supuesto, con las
plataformas de desarrollo propio). Ciertas aplicaciones que, como ya decíamos
es muy factible que en un corto plazo las otras plataformas desarrollen
recursos muy parecidos y, finalmente, la seguridad de las bases de datos al
contar algunas de ellas con servidores propios. Sin embargo, nuevamente, tanto
las plataformas como moodle cuentan con esquemas de seguridad muy bien
diseñados, como las plataformas de desarrollo propio pueden conservar las bases
de datos en sus propios servidores. Las cuotas por alumno pueden sonar muy
accesibles (hablamos de que algunas cobran 10 dlls por alumno al año como
ALESTRA), sin embargo, cuando las multiplicamos por el número de alumnos que
tenemos ya no es un costo nada barato, pues si tenemos por ejemplo 3000
alumnos, estamos hablando de 30 mil dlls al año, y en la medida que voy
creciendo este costo se incrementa de manera exponencial. Eso puede llevar a
plantearse a la institución si con un presupuesto así anual, no pueden
desarrollar su propia plataforma.
Las principales ventajas que tienen a nuestra
consideración son: que detrás de ellas normalmente están empresas muy
importantes que les pueden hacer una importante inyección de capital para su
desarrollo. El tener
detrás de ellas estas empresas tan importantes y consolidadas también les
brindan la imagen de seriedad y seguridad, que al final creemos que es lo que
pagan sus usuarios. Realmente las aplicaciones que ofrecen pueden ser
interesantes como paquetes, pero para las instituciones que no tengan o no
quieran pagar siempre habrá bastantes alternativas para sustituirlas. Entre las
desventajas creemos que realmente no ofrecen un servicio que al final sea
realmente significativo para pagar por ellas en la mayoría de los casos, aunque
siempre habrá clientes que paguen por estas plataformas por distintas razones.
Otra es que si los propios profesores están desarrollando los contenidos de las
mismas, al final la cuota que se paga realmente es alta y muchas instituciones
optarán por generar sus propios desarrollos.
EN CONCLUSIÓN:
Tanto la gran mayoría de las
plataformas de desarrollo propio como de desarrollo comercial tienen el mismo
formato: ser un sistema organizado en la red, donde cada profesor puede abrir y
administrar su curso. Decimos que son plataformas cerradas, en el sentido de
que si no estoy inscrito en el curso, es muy probable que no pueda ver sus
contenidos. También en el sentido, de que cada profesor es el que sube sus
materiales. Esto provoca que si quiere hacer un intercambio o conocer los
recursos de otros profesores, tienen que ponerse en contacto directo con ellos,
la plataforma en sí misma no fomenta este tipo de interacciones. Las
interacciones entre alumnos también quedan limitadas a lo que el profesor o el
curso les indique, sin que por sí mismos pueda darse una mayor interactividad
social, digamos. A eso nos referimos que son sistemas cerrados. Esto sin
embargo, va en contracorriente con la cultura digital y de red, que cada vez
abre más espacios para la interacción más dinámica y abierta, como las redes
sociales. Creemos que esto es la causa de que para la mayoría de los estudiantes,
sobre todo los más jóvenes, este tipo de plataformas les parecen aburridas y
poco atractivas.
Como recursos didácticos las
plataformas no generan aprendizajes por sí solas,
sino que este proceso depende enteramente del curso que se diseñe en ellas. La mayoría se
limitan a ser, como ya dijimos, receptáculos donde los profesores albergan
diferentes tipos de archivos para ser consultados y descargados por sus
estudiantes. Pero realmente tienen pocas opciones para que los estudiantes desarrollen
procesos de aprendizaje en la propia plataforma. En tanto que su uso no sea más
sistemático y, sobretodo, más significativo, seguirán siendo un recurso caro si
no se le encuentra un verdadero sentido. Sobre todo, si hablamos de plataformas
de desarrollo propio o plataformas comerciales que cobran de antemano su
licencia de uso.
Así pues, para que una plataforma tenga un
verdadero éxito los profesores que abren sus cursos deben tener tanto conocimientos como experiencias de aprendizaje en línea y diseño instruccional, ya que de ellos dependen el éxito de las plataformas como recursos didácticos. Se trata entonces de un sistema con un conjunto de herramientas que te permiten montar tus propios cursos ¿Qué tan rico es en términos de aprendizaje? Depende de la riqueza de tu curso. Si este se limita a un conjunto de archivos con información sobre el tema y pocas y débiles actividades de aprendizaje, realmente las plataformas se convierten en recursos poco atractivos.
Respecto a la pregunta de ¿cuál plataforma es mejor usar? Todo depende del proyecto en concreto del que estemos hablando. De acuerdo a mis objetivos, estrategias, perspectivas de crecimiento, recursos, etc. Si estamos empezando un proyecto, en mi opinión, es preferible concentrar nuestros recursos y esfuerzos en fortalecer la estructura curricular de nuestros cursos, mas que en el diseño y mantenimiento de una plataforma. En tanto que, como ya lo expresamos, con las plataformas actuales el aprendizaje depende casí por completo de la riqueza del diseño instruccional, que en ultima instancia comprende cuáles son los recursos y herramientas tecnológicas que va a utilizar de acuerdo a las necesidades didácticas y pedagógicas del propio curso.
Finalmente, la tendencia parece ser que la siguiente generación de plataformas virtuales tratarán de incorporar relaciones más flexibles y menos cerradas, incorporando las dinámicas de las redes sociales y ya no ser un solo un sistema donde se coloquen cursos en línea. Sin embargo, creemos que no será suficiente con incorporar las dinámicas de estas redes sociales, sino que además deben construirse como verdaderos espacios que sean capaces de generar aprendizajes, sobretodo con estrategias colaborativas. Esta es nuestra principal apuesta en Delfos. Así, pasaremos de una red social donde se intercambia información, a una red de conocimiento donde se generan aprendizajes a partir de la interacción virtual, herramientas didácticas, y generación compartida de conocimientos.
Con estos tres pilares es que estamos diseñando nuestra plataforma virtual que esperamos muy pronto esté disponible para todos ustedes.
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